Arquitectura bioclimática. Extendiendo los límites.
La arquitectura bioclimática se caracteriza por la búsqueda de medios correctos de construcción, con respeto a la naturaleza y de la forma menos invasiva con respecto al medio ambiente, conceptos muy comentados hoy en día y de hecho más que necesarios para lograr la viabilidad de la vida en el planeta.
Muchos de los métodos utilizados en la arquitectura bioclimática, constituyen una nueva filosofía de la construcción y evidencian un sentido colectivo en su ejecución. Me refiero incluso a los «esfuerzos conjuntos», ya que la sencillez y al mismo tiempo lo específico de ellos, hacen necesarios un mayor sentido de lo colectivo, en este tipo de esfuerzos de construcción.
Entendemos que deben tenerse en cuenta muchos aspectos, como el lugar en donde se construirá, los materiales, los recursos disponibles en la región… Es por ello que, la arquitectura bioclimática representa un paradigma en la industria de la construcción, ya que se debe acudir al uso alternativo de ciertos acabados en su forma más pura, lo cual tiene múltiples ventajas.
Las paredes gruesas hechas de súper adobe, por ejemplo, producen un confort térmico al interior de los hogares urbanos, inimaginable hoy en día y no comparable con las mismas estructuras fabricadas en yeso, ladrillo, cerámica u hormigón, que resultan ser muy malos como elementos refractarios. Su único “defecto” podría ser que su acabado externo es muy irregular y no obedece a los canones de geometría a los que nos hemos acostumbrado en las construcciones urbanas en la segunda parte del siglo XX y lo que va corrido del XXI.
El adobe se obtendría de la misma tierra que desplazamos al iniciar la construcción de una casa, lo que representaría un uso más racional de los recursos. Bastaría con la adecuación de un horno en el lugar en que se desarrolle el proyecto urbanístico. La disminución de transporte de materiales por si sola representa una contribución a la salud del planeta digna de tener en cuenta a la hora de sopesar los beneficios.
Del mismo modo, se pueden instalar techos verdes. Un jardín suspendido, actuando como cubierta con el fin de garantizar confort térmico. La casa del futuro por supuesto contará con su propia huerta y formas de generar energía a partir de recursos renovables como el sol o el viento.
La arquitectura bioclimática representa sin duda, la posibilidad de ofrecer vivienda a miles de familia, integrándolas con la naturaleza y haciendo posible que estas unidades de vivienda cumplan un papel ecológico y sostenible.
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