¿Cómo construir una vivienda bioclimática?

La arquitectura bioclimática se ocupa de diseñar edificios aprovechando los recursos naturales disponibles: sol, lluvia, viento, vegetación… Así se ahorra en consumo de energía y disminuye el impacto medioambiental. Ahorrando energía, ahorramos dinero y vivimos de forma más sostenible.

Para conseguir una vivienda con estas características, hay varios aspectos a tener en cuenta como:

  • Aislamiento térmico: muros gruesos, edificios enterrados o semi enterrados; son algunas de las técnicas de construcción utilizadas para conseguir un correcto aislamiento térmico, que deberá retener el calor o impedir su entrada dependiendo de la estación del año.
  • Ventilación cruzada: con el objetivo de crear una buena ventilación en todas las áreas de la construcción.
  • Integrar energías renovables, para no contaminar ni gastar consumiendo combustibles fósiles cuando necesitemos de esa energía.
  • Orientación de la construcción, se diseña tomando en cuenta la posición del sol para aprovechar al máximo la luz solar.
  • Soleamiento y protección solar: en este punto y dependiendo de la región en que se esté construyendo, los vidrios deberán contar con protección solar para disminuir la entrada de la radiación solar.
  • Utilizar todo lo que se pueda, materiales naturales, y aquellos que más se usan en la región (nos saldrán más baratos y será más rápido obtenerlos).
  • Intentar reciclar todos los residuos que podamos (la basura orgánica, por ejemplo, en compost* para las plantas, o el agua de la ducha que dejamos perder hasta que se calienta, para usarla en el riego o para fregar, etc.).
  • Fijarnos en la distribución de los huecos de la casa, y mirar si interesa construir patio, chimenea de refrigeración, lucernarios…
  • Elementos exteriores pueden ser de gran ayuda, como toldos o persianas, o pérgolas…
  • El color tanto de los techos como de las paredes también influye: los claros reflejan la luz y así se refrigeran los espacios. Los oscuros, en cambio, por ejemplo en techos, absorben la luz, por lo tanto, el calor.
  • Un tejado claro, frente a uno oscuro, reduce la absorción de calor en un 50%. Si disponemos de jardín, optando por árboles de hoja caduca, aprovechamos que frena el sol en verano, pero podemos seguir disfrutando del calor del sol en el invierno.

Fuente: EcoPortal

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