Técnica, ventajas y desventajas en las casas-cueva modernas

A diferencia de las casas-cueva antiguas, construidas bajo la tierra para ocultarse de los enemigos, en la actualidad la construcción de este tipo de casas tiene el objetivo de proporcionar cohabitación con la tierra. Las casas-cueva, tanto antiguas como las actuales, podemos englobarlas dentro de lo que se llama arquitectura bioclimática, es decir, construcciones que aprovechan los recursos naturales de su entorno para conseguir un ahorro energético.

Arquitectura de las casas-cueva

Bajo la concepción de que en las casas-cueva modernas, la tierra sirve como tejado, exponentes como Peter Vetsch, destacado arquitecto suizo, han basado sus trabajos en la interpretación de una arquitectura respetuosa con el medio ambiente sin dejar de ser progresiva.

De esta forma, las casas-cueva actuales se distinguen por tener una arquitectura cercana a la naturaleza y por permitir una nueva experiencia en el espacio que va más allá de las cuatro paredes. El principio básico de las casas-cueva es que en ellas se coloca la tierra al mismo nivel que el edificio y hay un diseño con el objetivo de conservar lo esencial de la tierra.

Las casas-cueva actuales cumplen con las premisas de la construcción interior, por ejemplo hay cocinas modernas, baños y sistemas de calefacción, además pueden ser construidas en conjunto o como viviendas individuales.

Técnicas de construcción

Las bóvedas integrales de las casas-cueva modernas pueden estar prefabricadas en bloques individuales  o ser puestas en redes de armazón a través de un sistema de moldeo mediante inyección.

Cuando hay bóvedas de hormigón proyectado, es más probable que haya formas libres y orgánicas para definir espacios luminosos. El sistema para moldear por inyección fue aplicado por vez primera a principios del pasado siglo XX.

El hormigón proyectado es usado principalmente en obras subterráneas, así como en la construcción de túneles; en la construcción de edificios, solamente es aplicado en los saneamientos del material.

El hormigón proyectado se pone encima de una red metálica de malla fina que hace como armazón de soporte, el cual es doblado y moldeado hasta obtener la forma que se desea. Al exterior de la bóveda hay que inyectar un aislante de espuma rígida y poliuretano contra el calor y el frío.

Después de esto se coloca encima una esfera continua y la construcción es cubierta con tierra, que puede ir desde 50 cm hasta tres metros. Las paredes en el interior de la casa-cueva deben tener un revoque de arcilla para que haya una buena protección contra la humedad. Para finalizar se pintan los muros con cal natural.

Ventajas de las casas-cueva

La principal ventaja de las casas-cueva es que respetan el medioambiente, pues tienen condiciones climáticas de comodidad en el interior, por lo que ayudan al ahorro energético e impiden el exceso de dióxido de carbono.

Además, brindan protección contra tormentas y terremotos, ya que no pueden ser arrastradas ni volcadas, así como la oportunidad de aprovechar el paisaje, pues sus techos acoplados a la tierra protegen el paisaje y realizan una contribución al equilibrio entre nitrógeno y oxígeno.

Las casas-cueva también ofrecen protección contra incendios, ya que su material principal es el hormigón, pueden cultivarse plantas en sus tejados, puesto que se usan tierras de desmonte para recubrirlos y hay luminosidad dentro de ellas, pues se construyen con cúpulas redondas y fachadas de cristal.

Desventajas de las casas-cueva

La forma de este tipo de casa suele provocar que las paredes no sean verticales por completo, sino que tengan una forma parecida a la de una bóveda. Esto puede causar algunos problemas con la decoración interior, especialmente si hay muebles y cuadros grandes. Sin embargo, hoy ya es posible proyectar muros rectos en ciertas posiciones.

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