¿Cómo aislar una casa ya construida del calor? ¡Los mejores tips!
El calor ya está aquí, y sin apenas darnos cuenta hemos pasado de la calefacción al aire acondicionado. Tener altas temperaturas en casa no es agradable y es que entre otras cosas nos dificulta el sueño. Desde Durmi te traemos unos consejos para que el calor del verano sea más llevadero.
Si quieres mantener tu casa siempre fresca sin necesidad de que tu factura eléctrica se dispare con el aire acondicionado, aquí van algunos consejos para aislar las paredes, ventanas u otras partes de la vivienda.
¿Cómo puedes combatir el calor en casa?
Cuando una vivienda carece de aislante térmico en la envolvente, en invierno el calor del sistema de calefacción se transfiere rápidamente hacia el exterior y en verano consume más energía, aumentando el coste del refrigerador. Estos consejos serán de gran ayuda para mantener la casa fresca en verano, con la mínima necesidad de poner el aire acondicionado:
Ventanas con doble acristalamiento
Las ventanas son la parte del edificio donde se registran más pérdidas energéticas, así que el doble acristalamiento será un buen aliado para el confort térmico la vivienda. También ayudan considerablemente la utilización de vidrios que poseen baja transmisión térmica y bajo factor solar (relación entre la energía que entra en una sala a través del cristal y la energía solar que incide en la superficie exterior de dicho vidrio perpendicularmente), o perfiles de ventana con rotura de puente térmico.
Ventila por las mañanas y por las noches
Ventila por las mañanas y por las noches, cuando bajan las temperaturas. También es recomendable ventilar durante el día si tu vivienda dispone de ventilación cruzada, que básicamente consiste en la ventilación natural de la casa generando corrientes naturales al abrir al mismo tiempo ventanas opuestas. Eso sí, presta atención a la dirección predominante de los vientos y en qué fachadas da el sol para evitar que el aire que entra sea más cálido que el que sale.
Aisla el suelo
Los suelos son una fuente de pérdida energética en los edificios que puede alcanzar fácilmente valores del 15%, especialmente aquellos en contacto con el terreno, con el exterior o con locales sin calefacción, como garajes o almacenes. Existen materiales que, en una rehabilitación, ayudan a mejorar el aislamiento de los suelos como los suelos secos que incorporan aislamiento térmico en sus placas reduciendo considerablemente las pérdidas energéticas. Su colocación se hace de forma rápida y sencilla sin necesidad de tiempos de secado en su instalación, como su nombre indica.
Utiliza burletes en las puertas
Las puertas también ejercen de aislantes entre diferentes departamentos de la vivienda y hacia el exterior. Mejorarás notablemente su rendimiento si ajustas su cierre a través de burletes, unas tiras flexibles de material aislante que puedes instalar tú mismo. Son bastante económicas y dan buenos resultados. Es importante que la puerta principal de la vivienda tenga propiedades aislantes, especialmente si da directamente al exterior.
Minimiza el uso de luces y electrodomésticos
No es recomendable encender luces. No sólo estarás emitiendo más calor sino que además tendrás que pagar más en la factura eléctrica. Deja que la luz se cuele lo suficiente por las rendijas de las persianas, o bien puedes instalar celosías de aluminio, que no solo frenan el calor, sino que además te permiten que entre la luz y mejoran la ventilación.
Puedes abrir las cortinas interiores, porque no son buenos aislantes e impiden el paso de la luz. La mejor solución técnica puede ser un sistema de aprovechamiento de luz natural que regule el nivel de iluminación en función del aporte de luz natural.
Mantén el aire acondicionado en torno a los 26º
El uso adecuado del aire acondicionado puede acarrear un ahorro de hasta el 30% en la factura eléctrica. Mantén una temperatura constante en torno a los 26º. Por cada grado de frío, el gasto energético se dispara entre un 6 y un 8%. Por supuesto, es importante utilizar ropa ligera, que transpire bien y no absorba el sudor.
Optimiza el uso de agua caliente
En verano es habitual que se reduzca el consumo de agua caliente, especialmente en la ducha. Aún así, es inevitable que para algunas tareas del hogar como fregar los platos, poner lavadoras o lavavajillas se utilice el agua caliente. Esto puede hacer que, si las tuberías de la casa son antiguas o están mal aisladas, aumente la temperatura interior debido al recalentamiento que se produce con el paso del agua caliente por las conducciones.
Rodéate de plantas
El agua, al evaporarse, hace bajar la temperatura del ambiente. Aprovecha este recurso que te da la naturaleza y, si tienes terraza o jardín, regarlo te ayudará a reducir la temperatura un par de grados. Utilizar especies adaptadas a la climatología del lugar permitirá no consumir agua de riego en exceso.
Si tu vivienda no dispone de un espacio amplio en el exterior que sea posible remojar, una solución puede ser colocar plantas y maceteros en las ventanas, que al absorber los rayos de sol crearán una película de frescor que el aire esparcirá por la estancia en la que se encuentre. Como comentario, las plantas con flores transpiran más por sus hojas que las que no las tienen.
Mejora el aislamiento en paredes y techos
Tener un buen aislamiento en paredes y techo puede llegar a reducir más de un 30% los gastos en refrigeración. Para asegurarte de que el calor no entra por estas partes de tu hogar, aplica materiales aislantes de la forma más adecuada a cada situación.
En el mercado hay multitud de soluciones, desde las más sencillas como pinturas que reflejan la luz y desvían el calor, hasta las más sofisticadas, como fachadas ventiladas: un sistema de doble hoja cuyas capas están separadas por material aislante y una cámara de aire que protegen el interior de las altas temperaturas, que además reduce los puentes térmicos. Déjate asesorar por un técnico cualificado, que te propondrá la mejor solución teniendo en cuenta la ubicación de la casa, su orientación y tamaño.
Otros consejos sobre cómo aliviar el calor en casa
¿A qué os han parecido útiles los tipos que os hemos mencionado en el punto anterior? ¡Pues atentos, que todavía tenemos muchos más que daros que os van a ser muy útiles para reducir esa sensación tan desagradable de calor!
Abrir y cerrar puertas
Abriendo las puertas de forma estratégica podemos aprovechar la brisa que entra por las ventanas.
Lo más importante es cerrar las habitaciones que no vayamos a usar, dejando abiertas, únicamente, las que ocuparemos en las próximas horas. De este modo, la brisa fluirá y reducirá la sensación térmica de la casa.
Ventilador con hielo
El ventilador es uno de los principales aliados para hacer frente al durísimo calor del verano. Desgraciadamente, cuando hace mucho calor, el aire que emiten también es caliente.
La solución es sencilla; Delante del ventilador coloca un recipiente lleno con cubitos o un bloque de hielo, lo que aumentará el frescor. También puedes colocar un pulverizador sobre el ventilador, que pulverice el ambiente cada pocos minutos.
Usar el horno por la noche
El horno es el electrodoméstico que más recalienta la cocina. De hecho, ese calor llega a las habitaciones cercanas a esta.
Delimita su uso a la noche, cuando las temperaturas exteriores son más bajas y así no sobrecargará tanto el ambiente.
Usar un deshumidificador
Para aquellos que buscan una propuesta más barata que el ventilador, el deshumidificador ayuda a reducir la sensación de bochorno provocada por la humedad.
Es perfecto para refrescar las estancias en verano. Combinado con el ventilador, es una un dúo igual de efectivo que el aire acondicionado.
Evitar las bombillas incandescentes
Opta por cambiar todas las bombillas de la casa por unas LED, ay que las bombillas incandescentes convierten casi toda la energía que gastan en calor.